TRANSFORMAR EL FUTURO

Nadya González Romero
Director: Nelson Obregón Neira (IC, MSc, PhD)

Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas
Pontificia Universidad Javeriana


domingo, 22 de agosto de 2010

Relaciones armónicas ¿Cómo se vinculan los cuatro espacios antropológicos?

Por la situación que atraviesa hoy la humanidad es urgente reestructurar las categorías económicas y políticas existentes que ya no pueden dar cuenta de los problemas actuales. Por eso Levy propone un marco conceptual, un enfoque filosófico, concretado en una especie de ecología humana, “un arte de conciliar relaciones armónicas entre los cuatro espacios antropológicos”. Estos EA se originan, son  producidos y mantenidos por las acciones humanas y son los seres humanos los que los actualizan:

“Se vive  según las líneas trazadas por la Tierra en su andar, entre los cercados y taquillas del Territorio, a lo largo de los circuitos de la Mercancía, en los espacios interiores del Conocimiento. Volvemos al inmemorial de la Tierra, duramos en la lentitud y el aplazamiento del Territorio, aceleramos hasta el tiempo real de la Mercancía, crecemos también según las temporalidades subjetivas de los colectivos inteligentes.” (Levy, 2004)


En ella se aboga por que ese cuarto espacio, el espacio del conocimiento, alcance un estado de irreversibilidad pero no a manera de decreto; “él se extenderá y crecerá a ritmo de la vida de los intelectos colectivos que lo animarán.” Y todo ello sin la necesidad de eliminar los espacios ya existentes, porque éstos dependen unos de otros, la eficacia semiótica de uno de ellos depende de los espacios inferiores – los espacios de abajo condicionan los de arriba y ninguno puede destruir al otro porque pone en riesgo su propia existencia-:

“Se podría mostrar, en fin, que la productividad significante de los intelectos colectivos se enraíza en la plenitud existencial de la Tierra, que ella implica el dominio de los códigos del Territorio y que desvía en su provecho las técnicas de proliferación y de irrigación de la Mercancía.”


Lo anterior implica diferenciar entre los EA  y los ángulos de análisis desde los cuales miramos la realidad; la ecología, la política,  la economía y el conocimiento son estratos que se despliegan de manera diferente según el EA. Levy lo entiende así en relación con la economía; si bien ésta encontró su punto de irreversibilidad en el espacio de las mercancías, la economía existe desde antes; en la Tierra se fundaba en la depredación y se  realizaba en forma de donación, repartición comunitaria, trueque, etc.; en el Territorio, ésta se administra y se maneja en duración –descuentos, impuestos,  diezmo, arrendamiento, renta, etc. Es en el espacio de las Mercancías que se vuelve capitalista, cambista, productivista. La apuesta de Levy consiste en que en el ES emerja la economía del conocimiento como uno de sus subsistemas. En cada uno de los EA el capital, o sea la riqueza,  se transforma de acuerdo con la lógica de cada uno de ellos; en el Saber se convierte en trabajo; en el Territorio en bienes inmuebles; en la Tierra será la expropiación de la tierra como recurso natural.

Estratos
EA
Ecología
Política
Economía
Saber
Tierra




Territorio




Mercancías




Saber





Ahora es necesario pensar en formas efectivas y deseables de vínculo entre los cuatro espacios, Levy la caracteriza en términos de una causalidad sin contacto: los seres humanos y las situaciones se mueven en varias frecuencias, las cuatro velocidades, pero ninguna causa algún efecto directo en la otra. Es lo que se denomina una relación de “causalidad sin contacto”

“Todo sucede como si dos corrientes. Una ascendente y otra descendente, ordenaran las relaciones entre espacios. De abajo hacia arriba, los espacios más lentos, más profundos, son atraídos por los más altos, los más rápidos. Los espacios inferiores son movidos o conmovidos por los espacios superiores, en la modalidad del deseo. Es de eta manera que, bajo cierta relación, la Tierra desea un Territorio que la fascina y la subyuga, o que la  Mercancía desea el Conocimiento, que se le escapa y la pone en movimiento. Inversamente, de arriba hacia debajo en la escala de Jacob antropológica, los espacios superiores se expansionan en los inferiores, ellos los alimentan a su manera, sin percibirlos, quedándose siempre en el interior de su propia sustancia. Pero la ‘vía de de arriba y la de abajo son una y la misma”
Levy (2005)
Si bien no hay contacto, hay causalidad porque cada espacio nuevo que emerge engloba al precedente que ya ha englobado a su antecesor. Englobarlo significa que le impone su velocidad, sus significados y lo hace avanzar hacia su dirección. Desde esa lógica, la emergencia del Espacio del Saber haría mover en su dirección a las Mercancías:

Si el Espacio del conocimiento se hiciera irreversible, y guiara la mercancía según la causalidad sin contacto que hemos tratado de describir, entonces quizás las velocidades exteriores y violentas, las de los circuitos, de la interacción, de las adaptaciones instantáneas, de los flujos insensatos, en lugar de ser vividas como necesidades impuestas y destructoras, se convertirían en los efectos por añadidura de la composición de los tiempos vividos, la manifestación de necesidades interiores. Al igual que “lo urbano” es la consecuencia en exterioridad de los circuitos de la mercancía en el territorio, las redes de la mercancía podrían a su vez concretar las temporalidades subjetivas de los intelectos o de los imaginantes colectivos.”

Lo ideal sería que los espacios de arriba expandan su sustancia sobre los de abajo (derrame divino) y que éstos últimos deseen a los primeros (deseo).

“Lo ideal se logra cuando el Espacio del conocimiento toma su autonomía, se hace irreversible y los imaginantes colectivos polarizan el conjunto de las gravitaciones, de los derrames y de las circulaciones antropológicas, instalando así el régimen de relaciones más fluido y más libre.”  

Así, el conocimiento es el espacio donde se crean nuevas cualidades del ser, los intelectos colectivos se desplazan por todas partes para instaurar una “plan de inmanencia infinito” que conlleve a la autoorganización y reinvención permanente de las comunidades humanas y sus mundos.

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